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9 de junio de 2014

Cuando empiezas a pensar en una idea, el destino te conduce a ella


Eva Espinet, periodista, emprendedora y viajera
Por Imma Tortajada, periodista

Periodista y apasionada de los viajes. Durante 6 meses, entre junio y diciembre de 2013, recorrió Malasia, Tailandia, Myanmar, Camboya y Laos. Ahora vive en Barcelona con las maletas prácticamente sin deshacer.
Se siente en tránsito entre su ciudad y la posibilidad de volver al sudeste asiático; entre su faceta de periodista y la de emprendedora de un negocio con sabor a café, aunque ya ha sido empresaria (Palabras en comunicación ,WOM) y cree que nunca dejará de ser comunicadora. Aventurera por naturaleza, se deja llevar por el destino. Un destino que, asegura, podemos ver si tomamos distancia.

¿En que momento decides irte?
Toda la vida había soñado con un viaje así pero en mi decisión tuvo que ver la crisis. La atmósfera en España no era ni buena ni sana. Mi mujer, Olga, llevaba 29 años en el mismo bufete de abogados y fue la muerte de su jefe la que nos decidió a irnos. Por eso creo que desde que empezamos a pensar en la idea de marchar ya estaba el destino conduciéndonos a ella.
Recuerdo el email que mandaste a EOL. Decías que te ibas a vivir a Asia
Sí. Nos aconsejaron ir a Malasia. Alquilamos nuestro piso de Barcelona, hicimos una gran maleta para residir en Kuala Lumpur y marchamos. Ahí contactamos con empresarios españoles y escuelas de idiomas para estudiar inglés (en el caso de Olga) y chino.
¿No encontrasteis lo que buscabais?
No. Descubrimos que había dificultades para prolongar nuestro visado como estudiantes de idiomas y para encontrar trabajo, pues las leyes favorecen la contratación de malasios y de extranjeros en origen. Además llegamos en pleno mes de Ramadán lo cual sirvió para saber lo que es vivir en un país muy moderno pero islámico, donde la religión está muy presente. Nos dimos cuenta de que la atmósfera de crisis de España nos empujaba y eso era un lastre.
¿No os sentíais con derecho a unas vacaciones, a tomaros un respiro?
Sí y lo necesitábamos. Una eoler, María José Dunjó, me había dado un consejo muy sabio: “si te vas a la aventura, déjate llevar. Viaja tres o cuatro meses hasta que el destino te indique donde te quieres quedar. Si es que te quieres quedar”. Así que decidimos seguir su consejo. Nos fuimos a la isla de Langkawi, a un hotelito en medio de la selva y al lado de la playa. En este paraíso nos dedicamos descansar y a pensar que queríamos hacer.
¿Y qué decidisteis?
Volver a Kuala Lumpur, dejar la maleta en la consigna del hotel y seguir viajando sin limites, organizando el viaje día a día. Recorrimos el norte de Malasia, Camboya y Tailandia. Descubrimos Chiang Mai, la ciudad que elegiríamos si decidíamos quedarnos. Pero seguimos viajando a Myanmar, donde recorrimos en bicicleta pueblos que nunca ha pisado un occidental. En Myammar dejamos el reloj y el móvil con el que nos conectábamos a internet. En nuestra mochila sólo llevábamos lo justo.
Un momento de máxima inmersión. ¿Cómo sales a la superficie?
De hecho no quieres salir y sigues viajando. Volvimos a Bangkok y de allí nos fuimos a la selva tailandesa. Durante dos días viajamos con un barquito por el Mekong hasta Laos. Pero de vez en cuando te conectas a internet y un día, ves que desde Barcelona te ofrecen un trabajo con el que habías soñado antes de emprender el viaje, en el departamento de comunicación del Born Centre Cultural. De repente cobra mucho significado la vuelta. Tenía 48 horas para decidirme.
Difícil
Fueron 48 horas interminables. En Chang Mai habíamos buscado un curso de inglés y tailandés, apalabrado una vivienda y visto la posibilidad de viajar. Teníamos que decidir si ir a recoger las tres maletas que habíamos dejado por el camino para residir en Chang Mai o para marcharnos a Barcelona. Al final nuestra parte racional, entre comillas, pudo a la emocional.
¿Como fue la vuelta?
A las 48 horas de llegar ya estaba trabajando. El piso continuaba alquilado y fuimos a vivir a casa de mis padres con la maleta del viaje y así seguimos. El trabajo en el Born Centre Cultural duró cuatro meses. Me ofrecieron quedarme pero lo rechacé. Era un trabajo de funcionariado y no me sentía capaz de hacer de funcionaria, así que todavía estamos en tránsito.
Pero tenéis un proyecto
Del viaje volvimos con una idea de negocio. Pensamos que si nos salían los números la llevaríamos a cabo en Barcelona y si no, en el sudeste asiático porque ahí seguro que es rentable. Ahora estamos elaborando el Business Plan y nos hemos dado de plazo hasta septiembre u octubre para tomar la decisión. La idea es tan sencilla como un Café Take Away pero de alta calidad, transmitiendo la cultura del café de la cual nos estamos enamorando.
¿Cuál ha sido el mejor momento del viaje?
El momento en que nos dimos cuenta en que nos sobraba todo lo que arrastrábamos de Europa, éramos felices y estábamos dispuestas a quedarnos.
¿Y el peor?
En Laos nos encontramos en la calle a las 8 de la tarde, cuando la gente ya ha cenado y está a punto de irse a dormir. Pedimos ayuda a una mujer laosiana que trabajaba en turismo y estaba cerrando su oficina y nos dejó dormir el suelo de su casa que era una cabaña. Fue la noche en que mejor dormí de todo el viaje.
¿Tuvisteis algún problema por el hecho de viajar dos mujeres solas que además sois pareja?
En el sudeste asiático la homosexualidad no está interiorizada. En Malasia, al ser un país musulmán, no está bien vista pero no tuvimos ningún problema. En el resto de países, el hecho de viajar solas, llevar pantalones cortos o el pelo corto despertaba curiosidad pero nunca rechazo. El budismo no entiende el rechazo a ninguna persona.